Las ganas, como la risa, se contagian: Cuevas y su sello en Cavepot




Lo más particular de Santiago Bermúdez, alias Cuevas, es, sin dudas, su risa. Es como un estruendo enorme, casi como un terremoto, que una vez suelto, se pega a todas partes, puede hacer temblar el piso y sobre todo, contagia a los demás. 

¿Por qué Cuevas? se podrá preguntar todo el mundo. Su apodo tan particular no tiene más ciencia detrás más de que se parece a Pablo Cuevas, el jugador de tenis. Santiago no practica este deporte, pero le encanta el Ping Pong, de hecho así conoció a Guille, con quien luego fundó Cavepot. “Nos conocimos en otra empresa, me cayó bien, y fue el primero en incluirme en varias cosas- entre ellas este juego”. De hecho, aún asegura, entre risas pero firme, que Guille nunca le ganó.

También se juntaban para jugar al fútbol (Cuevas aclara que Guille sólo ganó cuando jugaba con él), o salir a comer, lo que los fue uniendo y acercando al sueño de un día formar una empresa juntos. “Después me di cuenta de que era un crack como profesional pero antes que nada es tremenda persona y creo que eso se nota”, cuenta.

Es que una cosa es segura: no podemos pensar en Cuevas sin Guille o en Guille sin Cuevas. Son como una especie de Tom y Jerry, pero esos que no se pelean (o a veces, pero por fútbol, y muy poquito). Santi nos cuenta que, por allá por el 2010, “Llegaba a casa me acuerdo y le contaba a Emi (su novia) lo que había hecho en el día y le decía el Guille tal cosa …el Guille tal otra. «¿Quién es Guille» , preguntaba Emilia, y cuenta que el nombre fue cada vez más recurrente en su casa. 

Su inclinación por el mundo de la tecnología fue sucediendo de forma bastante natural. Santi nos cuenta que, de hecho, no es que tomó un camino en particular, sino que fue siguiendo lo que mejor se le daba hasta llegar a donde llegó. Y tal como alguien dijo una vez, “entre broma y broma…” con Guille solían intercambiar chats en la empresa donde trabajaban juntos pensando en un dispositivo que les acercara el mate. Y hoy, 10 años después, tienen una empresa que desarrolla software. Loco, ¿no?

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